martes, 2 de septiembre de 2008

Tailandia

La novedad de este año vino del viaje que nos metimos entre pecho y espalda. En Tailandia. Como es muy largo de contar no lo cuento, pero ha sido la leche. Ya os podéis imaginar: ruinas en plan el templo maldito, tallarines fritos, cascadas, cocos en la playa, masajes tailandeses. Tailandés. Que así de entrada suena a guarrete.

Tropecientas fotos las hemos colgado aquí, y son solo las de la primera parte del viaje. La mejor es la que salgo con unas tailandesas en lo alto de un volcán, en Phanom Rung, donde nadie sabía una palabra de inglés. Me vieron solo con la cámara y se pusieron a hacerse fotos conmigo. Pues eso, tailandés.

A la vuelta, hartos de leer las antiguas historias, todo el mundo me preguntaba:


Qué, ¿y qué te ha pasado esta vez?


Y mira, esta vez todo ha sido muy tranquilo. No he estado a punto de morir. Bueno, un poco con el monzón el día que intentamos llegas a Phi Phi Leh. O el día que nos metimos en un río con pirañas. O cuando perdí el avión en Madrid porque no sabía que día era. En fin, han sido tres semanas increíbles, donde lo más horrozo fue un barco en el que el 30 % de la población iba de potera. Y la gente que allí trabajaba, repartiendo bolsas de plástico a diestro y siniestro. Y yo temiendo que me pillase la potera, porque cuando me da, no pasa desapercibida.

En definitiva, me extrañaba que no hubiese pasado nada, pero claro, lo que ocurrió es que nos fuimos el mes equivocado. Imaginad que retrasamos el viaje y salimos un mes más tarde...



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