lunes, 26 de mayo de 2008

Y qué con las Galernas

El año pasado a estas alturas ya teníamos el negocio de la Marmota bien encaminado. Y es que la primavera siempre ha sido un buen momento para empezar las cosas. A mí, de hecho, eso de los buenos propósitos siempre lo he visto mejor con el buen tiempo. Y ese es el problema: esta mañana lucía un sol radiante sobre Edimburgo, así que me he subido en mi fragante bici con la mejor de mis sonrisas, mi casco, mi mochila del cole, mi camiseta veraniega. Mierda. A medio camino ya lo tenía claro. Ninguna persona humana se merece vivir a 10 grados a finales de mayo.

Para no repetirme, y como inauguración del chiringuito, podéis seguir al conejo blanco.

Condenado a Galernas

A veces bonito, a veces no tan bonito, pero todas las historias tienen su final. Esta vez hemos conseguido salir del bucle de El día de la Marmota, esa caverna en la que entrábamos cada mañana y salíamos cada tarde. Después de unos meses disfrutando de la nueva vida, nos damos cuenta de que teníamos que pegar un cambio.

Para este nuevo ciclo, nuevo nombre. La Casita de Neikos, El día de la Marmota. ¿Y ahora? El otro día se me ocurrió uno, pero estaría borracho porque no me acuerdo. No ha sido hasta hace un rato que se ha hecho la luz. Coño, en Edimburgo se vive de puta madre, pero hace un tiempo de mierda. ¿Cómo era? Ah, sí, ¡Condenado a Galernas!